¿Qué está pasando en Veracruz?
El caso de nuestro prófugo favorito es una telenovela que se actualiza día con día y nos tiene más enganchados que House of Cards. Y no es para menos, probablemente ha sido el escándalo más grande de la historia en cuanto al gobernador de algún estado se refiere.
Cada día prendemos las noticias anhelando un capítulo más en la vida de Javidú y su espiritual esposa. Y nunca nos decepcionan. A estas alturas tal parece que Javier Duarte es la mente criminal más perversa desde Hitler, pero ¿se puede ser en realidad tan malo? ¿Cómo es que hasta ahora se dan cuenta? Y más importante, ¿cómo es que Yunes lo sabía todo desde antes?
No culpo al actual gobernador de querer vestirse de héroe en sus quince minutos de fama, pero sí lo culpo de buscar tomar ventaja de un asunto ya de por sí calificado como drama nacional, y más aún, de aprovecharse de ello y difamarlo con hechos aún más graves, como lo fue el de las quimioterapias. (¿Qué ganó Yunes con eso?). No por eso hay que denostar la terrible maldad de Duarte; es un hecho que desfalcó las arcas públicas de Veracruz y lo dejó con problemas de seguridad y corrupción que no se habían visto nunca, pero hay que recordar algo
fundamental: Nadie actúa solo.
Porque lo más fácil es crear enemigos públicos (basta pensar en Trump), y
villanizarlos al punto tal en que pensemos que todo mal es producto de su
retorcida cabeza, sin detenernos un minuto a pensar que incluso los más malos delos malos actúan insertos en una sociedad que los avala y los reproduce, que si Duarte pudo cometer las atrocidades que cometió y huir impunemente, fue porque hubo todo un aparato atrás que se lo permitió.
Porque lo más fácil para los que se quedaron es echarle la culpa al que no está, cuando son precisamente ellos quienes se lo facilitaron. O si no, ¿quién maquillaba los estados financieros? ¿Quién negoció con los proveedores las pruebas falsas de VIH? Ya no estamos hablando solo del hediondo sistema político mexicano, aquí ya hay otros factores. Empresarios, laboratorios médicos y sociedad civil estuvo involucrada, y aparte de buscar, y encontrar al villano de villanos, el gobierno federal debería estar haciendo estas investigaciones exhaustivas con todos los que sí están, con esos nexos innegables que hicieron que todo fluyera como agua y nadie dijera nada,
hasta que ya era demasiado tarde.
Pero mientras no haya nadie a quién culpar…