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Moonlight; o el triunfo de la democracia.

Estamos ya a unas semanas de lo que fue el error más controvertido de la historia de los premios de la Academia. Ya superamos la resaca emocional, y es de esperar que en las próximas semanas vayamos a uno de los muchos reestrenos de las películas ganadoras, esas mismas que a su primer estreno duraron una semana en cartelera por falta de audiencia.

Y es que la equivocación sí fue de tamañas magnitudes por habernos hecho creer, aunque fuera por un momento, que podía ganar La La Land. Porque Mejor Película es siempre un premio al discurso, y La La Land carecía de él. Basta recordar el premio a Spotlight después de los pronunciamientos del Papa Francisco contra los casos de curas pederastas en Chicago; o dos años atrás, el triunfo de una muy mal lograda 12 Years a Slave. Incluso Birdman, la que, aparte de representar el éxito total del ingenio mexicano, reflejaba la relativización del arte, y eso a Hollywood le encanta.

Sin embargo Moonlight va un poco más allá. Barry Jenkins, su director, se convirtió en el primer director de color galardonado por abordar la temática gay. También ostenta mejor guión adaptado, y no sólo en los Óscares. Ésta categoría la ganó también en los Independent Spirit Awards, festival donde arrasó con 5 estatuillas, incluyendo Mejor Película, convirtiéndose así, en la primera película en ganar al mismo tiempo el reconocimiento de cine independiente y cine de la Academia.

Tomado de una obra de teatro de MacArthur Fellow y Tarell Alvin McCraney: In Moonlight Black Boys Look Blue, la historia de Jenkins se inspiró en su propia infancia, que cuenta que “fue una bonita lucha”. Su madre, quien era drogadicta, fue la inspiración para crear el personaje de la madre de Chiron. Incluso los tres actores que interpretan a Chiron nunca se conocieron, para no influenciarse unos entre otros, al igual que para el personaje de Kevin. Punto para el método.

El cine siempre ha sido una vía de denuncia, y en la Era Trump veremos mucho de eso, pues los Óscares que acaban de pasar nos demostraron que no va a ser tan fácil callar las voces críticas, y que, por lo menos la industria del cine, se alimenta cada vez más del talento de todas partes del mundo.

Pero, si lo que triunfó en Moonlight fue el discurso, hay que reducir un poco el optimismo. Lo que ganó fue la originalidad, y es grave pensar que abordar el tema de la discriminación sexual dentro de la comunidad negra sea algo original. Hace una semana se ganó mucho, pero no podemos dejar de pensar que algo no está bien.

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